Los protagonistas

 

La base social del bando comunero procedía mayoritariamente del llamado «común», sobre todo de las clases populares (pequeños y medianos artesanos y mercaderes) y medias (profesionales liberales y financieros postergados del poder local). Una minoría de nobles y de hombres pertenecientes a la oligarquía también ejerció un papel activo entre los amotinados, lo mismo que el bajo clero, éste especialmente en los momentos previos al conflicto.

Queda por explorar el papel desarrollado por las mujeres más allá de las labores de cocina, abastecimiento y cuidados a heridos, como ha puesto de relieve la historiadora Beatriz Majo.


Juan de Padilla

Juan de Padilla

Nacido en Toledo hacia 1490, de condición hidalgo e hijo de Pedro López de Padilla, capitán de milicias de la ciudad al que sucederá en el cargo, Juan de Padilla contrajo matrimonio en 1511 con María Pacheco, mujer noble perteneciente a la familia de los Mendoza, lo que indirectamente le emparentará con Juan Bravo. La negativa del Emperador a otorgarle las tenencias de las alcaidías de los castillos más importantes de la encomienda calatraveña de Martos, entre otras heredades, y la influencia de su mujer incitaron su ardor comunero.

Juan Bravo

Juan Bravo

Oriundo de Atienza, localidad de Guadalajara donde habría nacido hacia 1483 y en la que su padre, Gonzalo Bravo de Lagunas, era alcaide de la fortaleza. Se avecindó en Segovia en 1504, a raíz de su matrimonio con Catalina del Río, hija de Diego del Río, regidor de la ciudad, y en un primer momento ejerció como contino en la corte. Su madre, María de Mendoza, era hija del conde de Monteagudo y sobrina del cardenal Pedro González de Mendoza, por lo que Bravo era primo de María Pacheco. En 1519, viudo de Catalina del Río, casó con María Coronel, hija del judeoconverso Iñigo López Coronel, y gracias a las capitulaciones matrimoniales accedió al oficio de regidor y jefe de las milicias de Segovia. 

Francisco Maldonado

Francisco Maldonado

Líder de las milicias salmantinas, había nacido hacia 1480 en la ciudad del Tormes y era señor del concejo de El Maderal. Estaba casado con Ana Abarca, hija del doctor de la Reina y hermana de uno de los contadores de la reina Juana. 

Su primo, Pedro Maldonado, fue otro de los líderes de la Salamanca Comunera y también fue ajusticiado un año después de la batalla en Simancas.

Fernando de Bobadilla

Fernando de Bobadilla

Entre los personajes que más se significaron en la comunería de la provincia vallisoletana figura, en Medina del Campo, el tundidor Fernando de Bobadilla, que, tras el incendio y saqueo de la ciudad por las tropas imperiales, se erigió en capitán de la revuelta comunera hasta el extremo de arremeter contra el regidor Gil Nieto, a quien decapitó con su propia espada.

Hombre muy temido por su radicalidad, Bobadilla participó en el cerco a los Castillos realistas de Coca y Alaejos hasta que, apresado en el sitio de esta última villa, fue ahorcado sin proceso previo y su cuerpo acabó colgado de una almena de la fortaleza.

Franciso del Mercado

Francisco del Mercado

También formaba parte de la comunidad de Medina del Campo el escribano Francisco del Mercado, contino de la casa de la Reina Doña Juana y «capitán de la gente de a caballo de Medina». 

Mercado participó muy activamente en el asedio de Alaejos y fue exceptuado del perdón real. Según crónicas de la época, recibió la condena a muerte el 23 de agosto de 1521.

Alonso de Saravia

Alonso de Saravia

Al patriciado urbano pertenecía en Valladolid capital el regidor Alonso de Saravia, quien, nada más tener noticia del incendio de Medina del Campo, se subió a la torre de San Miguel llamando al alistamiento comunero. Procurador de la Junta General y miembro de la facción más radical, había formado parte del bando partidario de Fernando, el hermano de Carlos I, opuesto por tanto al reinado de este último. Durante la revolución comunera participó junto al obispo Acuña en maniobras de cerco a Medina de Rioseco y logró reclutar a vecinos de Palencia y Dueñas. Apresado cerca de Espinosa de Cervera poco después de la derrota de Villalar, fue juzgado y ejecutado en Burgos el 19 de agosto de 1521.

Pedro de Tovar

Pedro de Tovar

Pedro de Tovar, que reemplazó al templado Infante de Granada como capitán general de Valladolid en noviembre de 1520, procedía también del bando fernandino y, según Joseph Pérez, su participación con los comuneros se debió al hecho de haber sido despojado del corregimiento de Carrión de los Condes por Felipe I. Tovar fue regidor y uno de los primeros diputados de la Junta de Guerra comunera. Después de la derrota de Villalar fue castigado con el destierro y la retirada de la regiduría, pero finalmente obtuvo el perdón real y recuperó su cargo. 

Alonso de Vera

Alonso de Vera

No menos destacado fue el comportamiento del frenero Alonso de Vera, también del sector más radicalizado, a quien las crónicas sitúan tañendo las campanas de la ciudad para aglutinar al gentío contra el Rey y sus consejeros flamencos. Fue nombrado procurador de la Junta General comunera junto a Alonso de Saravia y Jorge de Herrera. Aunque exceptuado del perdón real y condenado a muerte tras la batalla de Villalar, la sentencia le fue conmutada en 1529 gracias a la intercesión de los procuradores vallisoletanos y de la emperatriz Isabel.

Obispo Acuña

Obispo Acuña

Vallisoletano era, según todos los indicios, el famoso Antonio Osorio de Acuña, más conocido como el obispo Acuña, nacido en 1459 (otras fuentes retrasan seis años su nacimiento) e hijo de Luis Osorio de Acuña, obispo de Segovia y luego de Burgos.

Fue miembro de la Orden de Calatrava, arcediano de Valpuesta y residió varios años en Roma. A la muerte de Isabel I, en 1504, tomó partido por Felipe ‘el Hermoso’ en contra de Fernando de Aragón. Se hizo luego con el obispado de Zamora y como tal alentó la revuelta comunera en Toro. A finales de 1520 lideró el movimiento antiseñorial en Tierra de Campos, saqueando propiedades de los nobles y alentando a los campesinos a rebelarse contra los señores.

Al mes siguiente entró en Toledo, donde presionó a los clérigos y a la población para ser nombrado arzobispo, se hizo con las rentas de la Mitra y combatió a los realistas en las afueras de la ciudad, hasta que la noticia de la derrota de Villalar lo enfrentó a la mujer de Padilla, María Pacheco. Huyó a primeros de mayo de 1521 en dirección a Navarra, donde lo detuvieron a las pocas semanas. Encerrado en la fortaleza de Simancas, en 1526 trató de huir tras asesinar al teniente de alcalde, Mendo Noguerol. Pero lo detuvieron de inmediato y lo ahorcaron en el castillo el 24 de marzo de ese mismo año.

Fadrique Enríquez de Velasco

Fadrique Enríquez de Velasco

IV Almirante de Castilla, perteneciente al poderoso linaje de los Enríquez, nació en Aguilar de Campos en 1460 y era señor de Medina de Rioseco. Junto al cardenal Adriano de Utrecht convirtió Rioseco en el gran bastión realista, en su cuartel general para sofocar la revuelta comunera. Bajo su mecenazgo se construyó el convento franciscano de Nuestra Señora de la Esperanza, en la actualidad Museo de San Francisco, como panteón para su familia. En él podemos admirar, entre otras obras, las estatuas orantes de Ana e Isabel de Cabrera, esposa y cuñada del Almirante.

Gutierre de Quijada

Gutierre de Quijada

Señor de Villagarcía, era corregidor de Medina del Campo durante la Guerra de las Comunidades e intentó mover los ánimos de la población para acceder a las peticiones de Antonio Fonseca y entregar la artillería del cerro de la Mota. Su fortaleza fue tomada por la Junta Comunera, liderada por Alonso de Vega, el 12 de octubre de 1520.

Fray Antonio de Guevara

Fray Antonio de Guevara

Monje del convento de San Francisco de Medina de Rioseco y hombre educado en la Corte, donde ejerció de paje del príncipe don Juan y de la reina Isabel I de Castilla, nació en Treceño (Cantabria), hacia 1480. El 28 de noviembre de 1520 fue enviado por los realistas para reunirse en la iglesia de Santa María de Villabrágima con la Junta comunera y llegar a un acuerdo. No solo no lo consiguió, sino que fue expulsado de mala manera por el obispo Acuña. Posteriormente sería nombrado obispo de Mondoñedo.

Antonio de Fonseca

Antonio de Fonseca

Señor de Coca y Alaejos, se puso a las órdenes del cardenal Cisneros en enero de 1516, a la espera de la llegada de Carlos I. Tras el incendio de Medina del Campo, en agosto de 1520, y su posterior refugio en Alaejos, terminó por dirigirse a Portugal, desde donde embarcó hacia Flandes para reunirse con el monarca. Éste le eximió completamente de cualquier responsabilidad en la quema de Medina, y cuando regresó a Castilla le guardó un sitio privilegiado en su séquito.

Pedro Girón

Pedro Girón

Noble castellano e hijo del conde de Urueña, sustituyó como jefe militar comunero a Juan de Padilla a finales de 1520, con lo que Valladolid reemplazó a Toledo como principal centro de la rebelión. Situó su cuartel general en Villabrágima, con destacamentos menores en Villafrechós, Tordehumos (localidad que saqueó y cuya fortaleza asaltó) y Urueña. Su decisión de dirigirse sobre Villalpando, señorío del condestable, dejó vía libre a los imperiales para que tomasen Tordesillas. Según algunas fuentes, ya entonces -diciembre de 1520- había decidido traicionar al bando comunero. Obtuvo el perdón del emperador en 1524.

Carlos I de España

Carlos I de España

Nacido en Gante en 1500, fue el primer hijo varón de Felipe de Habsburgo y de Juana I de Castilla. Fue coronado como soberano de los reinos de la Corona de Castilla y de la de Aragón en 1517, generando malestar en buena parte de la población por no conocer bien las costumbres españolas y elegir para los principales cargos de gobierno a ministros flamencos. Su decisión de convocar Cortes en Santiago de Compostela y La Coruña en abril-mayo de 1520 para solicitar la votación de un servicio extraordinario con el que sufragar los gastos ocasionados por su elección como emperador terminó provocando el levantamiento comunero. El 1 de noviembre de 1522, ya derrotadas las Comunidades, promulgó en la Plaza Mayor
de Valladolid el llamado Perdón General de Todos los Santos, del que quedaron exceptuados 293 nombres.

Juana I de Castilla

Juana I de Castilla

Su madre, la reina Juana I de Castilla, era la tercera hija de los Reyes Católicos. Casada con Felipe de Habsburgo, apodado ‘el Hermoso’, a la muerte de su madre, ocurrida en 1504, fue proclamada Reina de Castilla. Ya entonces, sin embargo, había sido declarada incapaz para ejercer funciones de gobierno debido a sus comportamientos extraños e irracionales (de ahí el apodo de «la Loca»), agravados con la muerte de su marido, en 1506. Fernando el Católico asumió entonces el gobierno mientras ella era recluida en Tordesillas. A la muerte de su padre, en enero de 1516, su hijo Carlos se hizo nombrar Rey de Castilla y de Aragón sin que Juana perdiera su condición de Reina. Esto explica que los comuneros buscasen su apoyo y que intentasen, sin suerte, que actuase en contra de su propio hijo. Juana murió en 1555, tras 46 años de reclusión en Tordesillas.

Juan de Ulloa y Castilla

Juan de Ulloa y Castilla

Por entonces La Mota de Toro, formaba parte del señorío de Juan de Ulloa y Castilla, hijo de Aldonza de Castilla y Rodrigo de Ulloa –Contador Mayor de los RRCC y Señor de la Mota–; casado con María de Toledo. Fueron padres entre otros hijos de Rodrigo de Ulloa –Primer Marqués de la Villa– y de Magdalena de Ulloa –preceptora y tutora de Juan de Austria–. Hermano de Hernando y Pedro de Ulloa, ambos comuneros, Juan de Ulloa permaneció incondicional a la Corona. Esta lealtad durante las Comunidades fue puesta a prueba con el incendio en agosto de 1520 de las casas de su mayorazgo en Medina del Campo. Además los comuneros asaltaron su señorío de la Mota, dejando muy dañado el Castillo. El proyecto de su reconstrucción completa nunca llegó a llevarse a cabo. En 1521, durante la batalla de Villalar, buscó a Juan Padilla para acuchillarle. El motivo pudo ser que Juan de Ulloa culpaba a los comuneros de la destrucción de su familia, al haber involucrado a dos hermanos y a un primo en la causa comunera como cabecillas en Toro y Zamora.